Consideraciones sobre el trípode

El trípode se uno de esos accesorios que, en ciertas ocasiones, puede marcar la diferencia en la calidad de nuestras fotografías. Sin embargo, suele estar bastante olvidado, normalmente, por la incomodidad que supone cargar con él, especialmente si vas de paseo o de excursión.
Pero no hay que olvidar lo que nos aporta:

  • Proporciona una estabilidad total a la cámara. Eso se traduce en imágenes totalmente nítidas cuando usamos exposiciones largas (el significado de este término está en relación directa con la longitud focal que estemos utilizando). Lógicamente, siempre y cuando lo que fotografiemos sea algo estático.
  • Al poder disparar con velocidades largas sin problemas de trepidación, podemos conseguir, por ejemplo, una enorme profundidad de campo usando diafragmas cerrados, ya que nos dará igual que el tiempo de exposición sea de varios segundos.
  • Podemos hacer fotografías con muy poca luz, usando un ISO bajo o diafragmas cerrados.
  • Podemos fotografiar corrientes de agua con efecto de movimiento.
  • Podemos hacernos autorretratos.
  • Podemos asegurar un enfoque perfecto en modo manual en situaciones en que un mínimo movimiento de la cámara se traduce en una fotografía desenfocada, como en macrofotografía.
  • Nos puede servir de auxiliar para colocar flashes externos disparados a distancia.
  • Sirve para tomar imágenes idénticas con diferentes exposiciones, para luego combinarlas con la ayuda de algún programa de laboratorio digital.
  • Ideal para tomar fotografías para montar panorámicas.  
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El mar, al amanecer. Exposición de dos segundos.

Lo que hay que tener en cuenta al comprar un trípode.

Trípodes los hay de muchas especies: caros, baratos, pesados, ligeros, grandes, pequeños, articulados, estables, temblorosos...

Pero, lo que es necesario, imprescindible, es que sea absolutamente estable, ya que, si no, puede perjudicar más que ayudar. Un trípode que se mueva fácilmente, no cumple su función, y, por lo tanto, no sirve.



Algunos aspectos a valorar:

Gallocanta (Zaragoza)
Combinación de dos fotografías con diferentes exposiciones.
  • Robustez. Como hemos dicho, es muy necesario que ofrezca la máxima solidez posible. Esto va en relación directa con el peso de la cámara. Una cámara ligera puede conformarse con un trípode más ligero. Una cámara muy pesada necesitará un trípode muy fuerte.
  • Peso. Si hay que andar con él a cuestas, es un factor a valorar. Sin embargo, a más fuerte y grande, más pesado. Existen modelos de aleaciones muy ligeras, pero a precios muy elevados. Se puede optar por un trípode más bajo (más pequeño), y que sea más ligero.
  • Columna central. Muchos trípodes tiene una columna central que proporciona un plus de altura, pero hay que tener cuidado, pues convierte al trípode en bastante inestable. Hay que usarla con precaución. Por otro lado, existen trípodes que permiten invertir la columna central, de manera que la cámara queda muy cerca del suelo, siendo ideales para fotografiar flores, por ejemplo.
  • Rótula. La parte que proporciona el giro de la cámara, la rótula, es vital. Las hay de tres mandos y de uno solo (de bola). Ésta última es muy útil por lo rápida que es de manejo, pero es inútil para panorámicas, puesto que no mantiene el plano horizontal (ni ningún otro). Es muy importante que la rótula sea muy firme. Si cede, aunque sea muy poco, bajo el peso de la cámara, nos dará muchos problemas.
  • Patas telescópicas. Casi todos tiene patas desplegables. Algunos permiten articularlas de manera independiente, de manera que se adaptan a cualquier terreno. Pasa igual que con la columna central: a más despliegue de patas, más inestabilidad.
  • Enganche para peso adicional: Algunos trípodes tienen, justo debajo de donde se coloca la cámara, un enganche para colgar un peso (una mochila pequeña, por ejemplo), que proporciona mayor estabilidad.
  • Zapata independiente. La cámara se puede poner directamente en el trípode, cosa poco práctica, ya que cada vez hay que enroscarla o desenroscarla, o bien, dependiendo del trípode, se puede poner una zapata independiente en la cámara que, después de manera muy rápida permite colocar la cámara en el trípode. Esta zapata se puede dejar puesta, y, de hecho, se pueden tener varias, si se dispone de más de una cámara o de algún flash. Este asunto es un asunto muy a tener en cuenta, ya que facilita mucho el uso del trípode.
  • Altura. Normalmente, interesa que sea capaz de alcanzar una buena altura, aunque, como hemos comentado, altura e inestabilidad van relacionadas, y, si se quiere altura y estabilidad, hay que gastar una buena cantidad de dinero.
Aparte, hay que valorar la posibilidad de tener, como accesorio adicional -no como trípode principal, claro está- un trípode pequeño, de esos casi de bolsillo, o de los articulados, tipo gorila, que se enganchan casi en cualquier sitio. Frecuentemente, nos pueden ayudar mucho, aunque tengamos que buscar algún lugar elevado donde colocarlos, pero siempre pueden ser un soporte estable para nuestra cámara, y muchos de ellos caben en la misma funda de la cámara.
Vic
Interior de la catedral de Vic.


En cualquier caso, un trípode ayudará a conseguir mejores fotografía, y, algunas de ellas, imposibles de hacer sin su ayuda.

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