Defensa del RAW

El otro día hicimos un pequeño artículo en defensa del JPEG. Hoy vamos a hacer lo propio con el formato RAW.

Así cómo los defensores del RAW, con cierta frecuencia, suelen ser poco amigos del JPEG, también sucede lo contrario. En el caso de estos últimos, más por desconocimiento o miedo a abordar el tema que otra cosa.

Para quién no conoce el RAW, sólo el nombre ya casi asusta. Algunos han oído que es sólo para profesionales, o que hay utilizar programas especiales y bastante complejos para usar el formato RAW. Bien, pues es más fácil de lo que parece.


Ventajas


Las ventajas de este formato son numerosas. Al tratarse de un formato que hay convertirlo, al final, a JPEG, para poder imprimir, revelar, poner en internet, etc, varias de las decisiones importantes no se toman en el momento de hacer la fotografía, sino, posteriormente, con toda calma, en el ordenador. O, como mínimo, no es decisivo ser impreciso al tomar las fotografías, especialmente en lo que se refiere a exposición y color/balance de blancos.


Los archivos RAW permiten una gran manipulación a nivel de falos de exposición, lo que permite arreglar problemas muchísimo mejor que desde un archivo JPEG (de hecho, se pueden obtener mejoras que parecen increíbles, imposibles de obtener desde un JPEG), y conseguir imágenes finales con mucho más detalle en todos los niveles de luz.

Otro tema es el balance de blancos. Un error en este parámetro puede convertir la fotografía en inservible, asunto realmente peligroso en ciertos momentos (imaginemos un reportaje de boda en la que todo el mundo sale de color azul). Y, además, en casos como esté que acabamos de citar, el de una boda, es fácil cometer algún error, ya que hay cambios rápidos de ambiente: interior de una iglesia, exterior a pleno sol, restaurante con luz de fluorescente o con mezclas de luces, fotografías hechas con flash... Sin embargo, usando RAW, este tema carece de peligro, ya que, en casa, podremos ajustar el balance de blancos con total exactitud.

Importante, también, es el tema del control del ruido y del enfoque, que se puede controlar mucho mejor desde el RAW, y conseguir mejores resultados finales.

En fin, estas son las principales características (no las únicas, que hay muchas otras posibilidades diversas) de por sí suficientes para decidirse a usar este formato.

Cómo usarlo


Bueno, en un pequeño artículo como este no se puede explicar todo el proceso del llamado revelado RAW, pero sí podemos anticipar que no es nada difícil. La mayoría de programas llevan un panel donde se ajustan los principales parámetros (exposición, enfoque, control del ruido, saturación...) y una manera fácil de exportar la imagen a JPEG.  El proceso es sumamente sencillo y, cuando se le coge el truco, que se le coge en 5 minutos, resulta bastante rápido.


Hay muchos programas para el revelado RAW, desde los gratuitos Ufraw o RawTherapee al profesional Lightroom, pasando por los plug-ins de Photoshop Elements o Photoshop (Camera RAW), pasando por el asequible y eficacisímo Zoner Photo Pro.

Entonces, ¿RAW o JPEG?


Bien, la decisión resulta bastante fácil: los dos. Si disponemos de una cámara que dispare en RAW, seguro que tiene la opción de grabar la imagen en los dos formatos simultáneamente. Así, aprovechamos las ventajas de ambos. Podemos tener la inmediatez del JPEG y su facilidad de uso, así como la diversión de poder experimentar con sus modos de color, efectos, variantes de enfoque, saturación, etc, en el momento de hacer las fotografías, y, además, por si algo falla, siempre tenemos el respaldo del RAW. El único inconveniente es que caben menos fotografías en las tarjetas, ya que el RAW ocupa bastante más, pero, al precio que están las tarjetas para las cámaras, no supone un inconveniente de primer orden.


Si puede suponer un poco de problema el almacenamiento de todas las fotos en ambos formatos a largo plazo, para lo cual hay que buscar soluciones como discos duros, externos o virtuales, o, simplemente, ir eliminando todas aquellas fotos que realmente no vayamos a usar nunca, que, seguramente, serán muchas.









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