Esta fotografía no ha necesitado ningún ajuste en el ordenador. Está tomada a primera hora de la tarde, cuando el sol incidía, de lleno, sobre el mar, creando unos fortísimos reflejos. La configuración de la cámara, en modo M, fue de ISO 100, velocidad 1/4.000 y diafragma 8. Es decir, cerrando, al máximo, la entrada de luz. De esa manera, las zonas más brillantes del agua quedan blancas (por la gran cantidad de luz existente) y, el resto, negro.
Por tanto, sin más, se consigue este curioso efecto.
Por tanto, sin más, se consigue este curioso efecto.