Buen tiempo y que sea fácil de llegar. O sea: perder muy buenas oportunidades.

Para un fotógrafo, buen tiempo es cualquier tipo de tiempo. Ese concepto tan popular de que el buen tiempo se cuando hace un día de sol, sin viento ni frío, es el gran enemigo de las fotografías más impresionantes. Quizá la mayoría de turistas prefiera ese tipo de día dominado por el solazo y los cielos azules, pero un fotógrafo ha de saber estar en cualquier situación.
De hecho, muchas de las fotografías que más nos suelen llamar la atención, suelen estar hechas en condiciones que la mayoría de la gente consideraría poco apropiadas: hace demasiado frío, viento, hay que andar mucho para llegar allí... Por eso, si si quieren tomar fotografías especiales, hay que hacer, muchas veces, lo que la gente normal no hace: pasar frío, calor, aguantar el viento, madrugar, caminar, trasnochar...
Valga decir que en la puerta de casa se pueden sacar fotografías excelentes, pero no hay que dejarse amedrentar por las adversidades climatológicas si no queremos perder un enorme caudal de fotografías fuera de lo normal.

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