Técnica fotográfica 4. Manual de iniciación con cámara automática. Zona AF y enfoque.

Lejos quedan ya los tiempos en que se enfocaba manualmente. Bueno, de hecho, en muchas cámaras actuales existe la opción, pero su uso ha quedado relegado al mínimo, excepto en casos muy concretos.

Actualmente, lo que prima es el autofoco (AF). Su uso es tan sencillo como apretar en disparador hasta la mitad, momento en que se nota un ligero tope, y la cámara, entonces, busca el enfoque, y lo encuentra, normalmente.





Pero, aún sin ser una técnica muy complicada, conviene saber algunas cosas sobre el tema. Eso sí, cada cámara funciona a su manera y habrá que consultar el manual para saber cómo se configura el enfoque en nuestra máquina.

Puntos de enfoque

La cámara dispone de diferentes puntos de enfoque. Es decir, una especie de sensores distribuidos por toda la pantalla, que son los que se encargan de enfocar. No todas las cámaras son iguales, y algunas tienen más puntos de enfoque que otras. Eso sí: todas tienen uno en el centro.


En este caso, la cámara tiene 15 puntos de enfoque. Normalmente, el punto que logra enfocar se pone verde. Puede ser que enfoquen varios a la vez.

El asunto principal es que la cámara suele venir configurada para que estén activos todos los puntos de enfoque, y se acepte el enfoque del punto que primero lo consiga. Eso es sumamente peligroso, ya que, frecuentemente, el punto que logra primero el enfoque no es el que nos interesa. He aquí un ejemplo clarificador: una bonita toma del suelo con una libélula desenfocada en primer término.


Eso sí: hay un caso en que es útil. Si tratamos de enfocar a un ave volando sobre un cielo azul, puede ser práctico dejar todos los puntos activos, ya que será más fácil que la cámara detecte el enfoque con alguno de ellos que no que nosotros podamos seguir al animal con el punto central. Pero ha de ser con un fondo uniforme. Si hay un fondo de árboles, por ejemplo, es muy probable que la cámara enfoque los árboles en lugar de al volador animal.


Elegir el punto de enfoque central. Técnica de enfoque y reencuadre.

Como la fotografía, frecuentemente, es una cosa de instantes y no te da segundas oportunidades, conviene ir a lo seguro.
En todas las cámaras se puede configurar este tema de manera que el único punto activo sea el central. Es lo mejor. Es decir, dejamos activo sólo el punto central, y siempre enfocamos con él. En el caso de que queramos que el elemento principal no esté en el centro, no pasa nada:

  1. Apuntamos con el sensor central al elemento que queremos enfocar, y que no queremos que esté en el centro del fotograma.
  2. Apretamos el botón disparador hasta la mitad, hasta que la cámara nos dé la confirmación de enfoque (normalmente, un pitido y algo verde que se ve en la pantalla -un punto, o el sensor de enfoque que se pone verde-).
  3. Sin soltar el botón disparador, reencuadramos a nuestro gusto (o sea, movemos la cámara para que la composición quede a nuestro gusto).
  4. Disparamos.
  5. Ya está.


Elegir otros puntos de enfoque. Desplazar el punto de enfoque.

No obstante, algunas veces puede ser que necesitemos que no sea el punto central el que predomine. Muchas cámaras permiten configurar cualquiera de los puntos de enfoque como el único activo. Este caso se puede dar cuando estamos trabajando con trípode, y no podemos mover la cámara. En ese caso, elegimos el que más nos convenga. Incluso, muchos modelos nos permiten desplazar el punto de enfoque, de manera que lo podemos situar, exactamente, donde nos interese.

Cuándo no enfoca el AF

A veces tarda mucho en enfocar, o, incluso, no lo consigue.
Hay que saber que, en condiciones de poca luz, los AF suelen tener dificultades, y, si la luz es muy escasa, puede que ni lleguen a conseguirlo. También dan problemas las superficies lisas, como pueda ser una pared de color uniforme, o el cielo. Puede pasar, también, con objetos muy brillantes, o muy oscuros.

Si nos pasa eso, que no hay manera de que enfoque, podemos apuntar a algún elemento próximo, o que esté a una distancia muy similar de nosotros, y bloquear el enfoque. Dado que estamos hablando de cámaras automáticas, éstas tienen una gran profundidad de campo, y, lo normal, es que este sistema de enfocar basándonos en algo que esté próximo a lo que queremos fotografiar, nos funcione bien. Y, si no, podemos recurrir al...

Enfoque manual (MF)

El enfoque manual no está presente en muchas cámaras automáticas, y, de todas maneras, suele ser muy poco preciso y difícil de manejar. Algunas llevan un sistema al que llaman ayuda de enfoque, que consiste en que, el centro del fotograma, se ve muy ampliado en la pantalla, para ver con más precisión, aunque, en la práctica, suele ser muy poco operativo. El problema es que, muchas veces, cuando el AF no funciona es porque hay poca luz, y, si hay poca luz, tampoco vemos lo suficiente como para enfocar a mano mirando a través de una pantalla de poca precisión para estos menesteres. De todas maneras, mejor tenerlo que no, ya que, aunque sea un poco costoso, puede llegar a salvarnos de un apuro.

Trucos y astucias

A veces, enfocar se convierte en algo poco menos que imposible. Muchas cámaras llevan una luz roja que ilumina la zona donde está tratando de enfocar la cámara, para intentar ayudar, pero claro, eso sirve si queremos enfocar cerca, porque esa lucecilla no llega a un horizonte que está a 25 km. de nosotros.

Cuando hemos de enfocar a algo que va a pasar a gran velocidad por un punto dado, como un atleta en un pista de atletismo, por ejemplo, la mayoría de las cámaras no tendrán velocidad suficiente como para enfocar y disparar a tiempo. Un buen sistema consiste en enfocar el punto por donde ha de pasar el velocípedo y mantener bloqueado el enfoque, y, de reojo, vigilar el movimiento del sujeto. Y, cuando pasa por allí, como ya tenemos enfocado el punto, sólo hay que acabar de apretar el botón.

Otro tema es la fotografía nocturna. Intentar enfocar en tinieblas es lo peor de lo peor. Hay dos sistemas:

  1. Llevar una linterna, con la que se puede iluminar el objeto, sea una iglesia, un árbol, o lo que sea. Esa luz adicional nos permitirá enfocar mejor. Cuanto más potente sea, mejor. También, se puede colocar la linterna en el lugar que hay que enfocar y dejarla apuntando hacia la cámara, enfocar y, si la linterna la está sujetando un ayudante, no disparar hasta que ese ayudante haya desaparecido de la escena. Si no tenemos ayudante y la linterna está sola en el punto (la hemos dejado allí), hemos de enfocar y, cuando ha confirmado el enfoque, colocar el enfoque de la cámara en manual, para que no se pierda el enfoque en cuanto soltemos el disparador (lo hemos de soltar para ir a quitar la linterna, aunque, en un caso extremos, podemos ir a quitar la linterna y volver al punto donde estábamos sin haber soltado el botón de AF). Lamentablemente, muchas cámaras no disponen de botón de MF, sino que hay que entrar en un menú, con lo cual, perderemos el AF.
  2. Prueba y error. Es decir, enfocar a mano e ir haciendo fotos hasta que quede enfocado, aunque, con lo largas que suelen ser las exposiciones nocturnas, este sistema supone un desafío a la paciencia.

Enfoque de seguimiento y detecta-caras.

Casi todas las cámaras disponen del llamado enfoque de seguimiento, que consiste en que el autofoco va siguiendo el movimiento de un objeto en movimiento. Su comportamiento suele ser bastante dudoso, aunque no podemos generalizar.

Igualmente, ahora está muy de moda lo del detector de caras, es decir, que la cámara enfoca, de manera automática, las caras de quienes hay en la escena. Dejamos que cada cual decida su utilidad.

En fin, esto es lo principal en lo relativo al enfoque automático y manual. Como decimos, lo que recomendamos es, en la mayoría de los casos, dejar activo el punto central de enfoque.


















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