Historias fotográficas (2). Año 2001.


Nos habíamos quedado en aquella Epson Photo PC 700, de 1 Mp y óptica fija.

En aquellos años, y unos cuantos posteriores, la evolución de las cámaras era muy rápida. Ocurría que acababan de empezar y había mucha margen de mejora, al contrario que ahora, cuando cada vez es más difícil encontrar novedades interesantes.

El caso es que, al poco tiempo, encontré la Epson Photo PC3100Z. Presentaba algunas mejoras importantes:


  • Mayor resolución: 3,1 Mp. Actualmente se habla de 10, 12, 16 o 20 Mp. Y casi da igual una cantidad que otra. Pero pasar de 1 Mp a 3 Mp era un salto muy importante. Tanto como para poder hacer impresiones en 20 x 30 con una calidad respetable.
  • Zoom óptico, equivalente a 34-102 mm.
  • Modos de prioridad a la apertura y a la velocidad.
  • Guardaba en JPEG y TIFF. En aquellos años ni se sabía qué era el RAW. Por lo tanto, TIFF era el formato que usaban las cámaras para guardar sin compresión, y, con la máxima calidad posible.
  • Tenía zapata para flash externo.
  • Velocidad de obturación entre 8s y 1/1000.
  • Medición puntual y matricial.
  • Grababa vídeos (320 x 240).
  • Conexión al ordenador por USB.
Hecha con la Epson PhotoPC3100Z

Visto esto, se trataba de un enorme salto en prestaciones. Vemos que no distaba demasiado de muchas cámaras actuales.

Aquella cámara ya daba opciones de pensar en hacer fotografías más serias. Eso sí, algunos fotógrafos tradicionales (de carrete), seguían mirando a las cámaras digitales con escepticismo y con cierto aire de superioridad (no sin razón, todo hay que decirlo). Desde luego, las cámaras digitales habían comenzado a ser algo más que un juguete medio inútil, pero aún estaban muy lejos de la calidad y prestaciones de las cámaras tradicionales.

Aparte, estaba el precio. Esta Epson 3100Z costaba unas 100.000 pesetas (600 €, más o menos).

En cualquier caso, combinada con la increíble impresora Epson Stylus Photo 1280, se podían hacer cosas ya bastante interesantes hasta en tamaño A3.

Las impresoras Sylus Photo marcaron un antes y un después en la impresión de fotografías. De pronto, se podían imprimir en casa fotografías de auténtica calidad, gracias, también, a una gama de papeles cada vez más variada.

Eso sí, la impresión era algo lenta. Recuerdo una fotografía en A3 que tardó toda una noche en imprimirse. Y había que tener suerte de que el ordenador no se colapsara a medio trabajo, ya que eso equivalía a perder horas de trabajo y un buen dinero en tinta y papel.

Posteriormente, aparecieron en escena las cámara Nikon Coolpix. Concretamente, dispuse, primero, de una Coolpix 950. De hecho, era anterior a la Epson 3100Z, aunque, por aquí, apareció más tarde.

Nikon Coolpx 950.
Fotografía: W. M. Connolley. Sin modificar. Licencia: Ver aquí.


Hecha con la Coolpix 950.

Hecha con la Coolpix 950.

Esta cámara era de 2 Mp. Presumía de óptica Nikon (zoom 3x) y de modos semiautomáticos, compensación de la exposición, ISO 100 y 320, y, especialmente, de un curioso diseño entre plano y horizontal que permitía girar la óptica, y se podían hacer fotos en posiciones más complicadas.

Disponía de la opción de flash externo, aunque había que comprar un extrañísimo adaptador (un armatoste metálico que se sujetaba en la rosca del trípode -ver AQUÍ-), bastante caro y difícil de encontrar. Recuerdo, antes de haber conseguido ese artilugio, haber usado un flash externo mediante un sistema de sujeción casero y una célula fotoeléctrica. Obviamente, sin TTL ni nada que se le pareciese.

Un paso más fue la Coolpix 995. Aportaba 3 Mp y un zoom  óptico 4x (lo normal era x3). Velocidad de obturación de hasta 1/2.300, ISO 800, disparo en ráfaga, entre otras ventajas. Por lo demás, el diseño era idéntico, excepto un adorno de goma en la empuñadura.

Nikon Coolpix 995.
Autor: Hiyotada. Licencia: Ver aquí.


Hecha con la Coolpix 995.


Por cierto, para esta cámara compré  mi primera tarjeta compact flash. Eso sí: la pagué en incómodos plazos: tenía 42 Mb y valía unos 300 €. La tenían en El Corte Inglés en una vitrina como si fuese un artículo de lujo.

A partir de tener esa tarjeta, pude empezar a hacer muchas más fotos.







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